Entrevista a Daniel Narváez

Daniel Narváez sueña con un cine en blanco y negro, mudo y "en europeo". Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Murcia y doctor en Historia del Arte por la misma universidad, su último libro "La derrota del III Reich a través del cine", es un volumen colectivo que cuenta con la participación de Manuel Nicolás Messeguer y Juan Gorosti Munguia, entre otros.

Daniel sueña además con enseñar a sus alumnos a ver cine. Director Académico del Centro de Estudios Ciudad de la Luz, tiene un gran reto entre manos, que pasa por organizar la vida académica de una escuela joven, que crece día a día. Desde su pequeño despacho con vistas azules, envuelto en papeles, horarios y documentaciones, Narvaez viaja lejos, con el pensamiento puesto en las últimas universidades con las que el Centro de Estudios ha cerrado convenios de colaboración: La Universidad de Bonn, con el profesor Frank Link a la cabeza, y la Universidad Carolina de Praga.

Una y otra cuentan desde hace unos meses con una libreta de "El cine que sueñas", aportaciones que esperamos con muchas ganas. El profesor sonríe cuando me cuenta que, al contactar con centros audiovisuales del extranjero, le dicen: "Ya sé quién sois, sigo vuestra trayectoria y vuestra oferta de estudios es muy interesante".

DANIEL NARVÁEZ, 7 + 3 PREGUNTAS en su despacho-

-En su mesa de trabajo nunca falta: Una película europea.

-Su sala de cine favorita de Alicante es: El Ideal, le tengo un cariño especial porque mi tesis doctoral versó sobre la historia del cine de Alicante durante el periodo mudo de 1896-1931.

-Cuando no trabaja, le gusta: Escuchar música.

-Su rincón favorito de Alicante es: Urbanova.

-¿La última película que ha visto?: Krakatit, checa, 1948, ciencia ficción.

-¿Y la primera que vio en el cine?: ¡Ni idea!

-Un deseo para sus alumnos: Que realmente hagan realidad sus sueños, que es el cine.

B._Formado en Filosofía e Historia del Arte, ¿cómo desembarcó en el mundo del cine?

D._La culpa la tiene Murnau.Conocí sus películas de niño, durante las sesiones de cine en Maristas. Y luego, con Nosferatu, me di cuenta que el cine era algo inteligente, artístico. Vi que se podía crear belleza por medio de la imagen, y contar historias maravillosas.

Con mis alumnos, sueño a que aprendan a ver películas. Saturados como estamos de imágenes, necesitamos tiempo para poder encontrarnos con nosotros mismos, volver a valores como los de la amistad, o el valor de ser tú mismo. Cuando veo Bob Esponja en casa con mis hijos, me doy cuenta que gusta porque se muestran tal y como son, al mismo tiempo que muestran la banalidad, lo efímero de todo lo que nos acompaña.

B._Su última publicación habla de la Derrota del III Reich a través del cine. ¿Por qué un libro sobre el cine y la II Guerra Mundial?

D._El pasado 2009 se cumplieron 70 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial, y el aniversario fue ocasión de muchos actos oficiales y académicos, incluyendo la publicación de bibliografía en torno al tema. Esta Gran Guerra es un conflicto que cuenta con cerca de 600 largometrajes, realizados entre 1953 y 1958 y fue la más bestia, con todas sus letras. Porque normalmente las guerras enfrentaban a ejércitos y se respetaban ciertos límites, pero aquí, la población se vio afectada de lleno, con la máxima expresión de la xenofobia y la criminalización de la alteridad en la persona de judíos y homosexuales. Fue un retroceso en el tiempo.

B._En su libro habla del séptimo arte como testimonio cultural de quienes realizan las películas, y del impacto que cómics, novelas y películas ejercen sobre el imaginario popular. Parece un observador atento de la cultura en general. Esta crisis, ¿sería una película bélica, un drama o más bien una película de ciencia ficción? Y el guión, ¿cree que tiene un final feliz?

D._Es un drama clásico, al estilo griego. Por un lado, se plantean soluciones que no terminan de ocuparse del ser humano corriente, de la crisis vivida en primera persona. Por otro, gente desesperada agota sus recursos económicos, pero también los emocionales, tratando de salir adelante. Pero hay esperanza, porque no es una película bélica, donde la crisis se soluciona entrando en guerra. Hemos avanzado algo, aunque todavía seguimos percibiendo a "el otro" como un problema, y nos falta el compromiso para llegar a soluciones razonadas*