Y como coches y personas tenemos poco que ver (aunque haya teorías que propongan lo contrario), decidieron llamar a su marca "Wamba", convirtiendo el caucho en suela y regalándonos un nuevo vocablo, la palabra "bamba", que hizo su entrada triunfal en el diccionario de la Rae el pasado 2001.
Cuando Wamba perdió fuelle, las Victoria entraron en escena, y la adolescencia de toda una generación se tiñó de colores y se quitó los cordones, convirtiéndose en el mejor básico para pasar el verano, con permiso de las madrugadas y una terraza donde dejarlas dormir.
En la actualidad, la marca, cuya web no tiene desperdicio por su nivel de interacción y capacidad de conectar con el público más joven, ha sorprendido al mercado con unas victoria reversionadas, zapatillas aterciopeladas, plastificadas, rockeras y hasta abotinadas, muy a lo Blade Runner...
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