Cualquier espacio en blanco es válido para el cine efímero.
Fotografías de Oskar Alegría, música de The Cinematic Orchestra, montaje de Belén Torregrosa.
"En una aldea perdida del Pirineo se encontró una sábana de cama de matrimonio tendida sóla secándose en un prado al sol. Tras contactar y conseguir la aprobación de la dueña, se realizó la película La danse, un corto de 6 minutos de duración que muestra el flirteo que mantienen dos caballos blanquinegros en uno de los prados cercanos. La película se proyectó sobre la sábana elegida esa misma noche ante la asistencia de 17 vecinos del valle. La taquilla no fue lo importante. El verdadero éxito fue que el matrimonio durmió después bajo esa misma sábana".
La cita forma parte del manifiesto "El cine efímero", una aportación de Oskar Alegría, artista que vive al compás de una cámara y sus ideas. Oskar es un nómada postmoderno que va por el mundo en busca de Lo Otro. Para conseguirlo, este hombre es capaz de encerrarse durante una semana en una cabina londinense, vestir Berlín de verde esperanza o pillar in fraganti al amor, disfrazado de 43 formas distintas.
A Oskar le conocí casi por azar, historia de un mail que un buen día me envió mi hermana con el link a su web. Tras invitarle a participar en el experimento "El cine que sueñas" y aprovechando uno de mis viajes al Norte, Oskar y yo quedamos a merendar en Pamplona, la ciudad a la que el artista -tarde o temprano- siempre vuelve.
Allí, sentados en la típica cafetería navarra, hablamos del experimento. Oskar me habló entonces de su proyecto de cine-efímero. Acababa de volver de uno de sus viajes, y cuando me enseñó las imágenes del corto La danse, pensé que algunos días la realidad supera con creces a la ficción: La de Oskar y su "cine efímero" fue sin duda la historia más bonita que escuché aquél viernes por la tarde.
Ahora, meses después, su "Cine Efímero" ve la luz en forma de manifiesto y fotografías. A la espera de la libreta, que ahora viaja por París, esperamos que su manifiesto y el montaje que hemos hecho con sus fotografías sirva como aperitivo. Gracias por soñar tanto, Oskar.
EL CINE EFÍMERO - NOTAS PARA UN MANIFIESTO- por oskar alegría
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El cine efímero se basa en la experiencia más elemental del cinematógrafo- cubrir con imágenes una superficie en blanco.
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El cine efímero es un cine nómada, con alma de compañía circense. Recorre ciudades y pueblos, bajo el espíritu del cine- acontecimiento. Allí donde llega es una fiesta.
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El cine efímero trata de encontrar pantallas creadas por el azar en cualquier esquina del mundo. Sirven: una sábana de matrimonio tendida en la colada de un barrio; la lona blanca de un camión en un resort de la autopista; un recuadro pintado en la pared en una calle; una mampara publicitaria vacía en un prado; un portfolio blanco portado por un viandante anónimo; un tablero de poliespán semienterrado en la playa. Con todos ellos, el cine efímero sigue el precepto de Robert Bresson: "Ve tu película como una superficie por cubrir".
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Una vez hallada la pantalla, se realiza una película en los alrededores, una película hecha a medida, como el traje de un sastre, teniendo en cuenta además las texturas y el propio entorno de la superficie blanca encontrada. La película filmada irá en consonancia con las arrugas de las sábanas y su posible vaivén en el aire. Otras veces, será el estatismo de la lona del camión, la rugosidad de la pared o la misma proximidad del mar las que formarán parte de la proyección como un argumento más. Ahora se sigue el precepto del arquitecto Aldo Rossi: "La escena fija siempre es más potente que la acción".
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El cine efímero es un cine instantáneo. El tiempo es uno de sus elementos constituyentes. La pantalla se localiza de día, la película se graba a continuación con algún motivo o argumento hallado también en las inmediaciones. Después se cuelgan anuncios en las calles colindantes y la película se proyecta esa misma noche para el público de los alrededores. Visto y no visto. El cine efímero siempre tendrá un único uso. Su propio nombre, efímero. Los tempos son los mismos que los de Avigdor Arikha, aquel pintor que siempre empezaba y terminaba su obra en el mismo día, sabedor de que la mejor manera de acotar lo que se persigue es capturando instantes.
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El cine efímero demuestra la proximidad poética del receptor con el hecho filmado. Cine y proyección serán vecinos. De la pantalla al lugar donde se grabe la película siempre se podrá ir a pie. Nunca en coche.
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El cine efímero entronca de lleno con el arte ambulante. Un referente que tiene es el pintor Jean Galeani, quien ante el rechazo de su cuadro en el salón de otoño de 1913 decidió pasear y mostrar su pintura subida a un carro por las calles de Paris. El cine efímero, como el señor Galeani, saben muy bien que el arte jamás entenderá de paredes establecidas.
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El cine efímero no es ningún sueño.
+ info: http://www.oskaralegria.com/
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